Bahá'u'lláh y Su Alianza
La Fe bahá’í comenzó con la misión confiada por Dios a dos Mensajeros divinos – el Báb y Bahá’u’lláh. Hoy, la unidad distintiva de la Fe que Ellos fundaron se deriva de las instrucciones explícitas dadas por Bahá’u’lláh para asegurar que Su guía continuara después de Su fallecimiento. Esta línea de sucesión, conocida como la Alianza, pasó de Bahá’u’lláh a Su Hijo ‘Abdu’l-Bahá, luego de ‘Abdu’l-Bahá a Su nieto, Shoghi Effendi, y, posteriormente, a la Casa Universal de Justicia, ordenada por Bahá’u’lláh. Un bahá’í acepta la autoridad divina del Báb y de Bahá’u’lláh, y la de estos sucesores designados.
Abdú'l-Bahá (1844-1921)
Durante los primeros años del siglo XX, ‘Abdu’l-Bahá, el Hijo mayor de Bahá’u’lláh, fue el principal exponente de la Fe bahá’í. Fue reconocido como el campeón de la justicia social y como embajador para la paz internacional.
Al mantener la unidad como el principio fundamental de Sus enseñanzas, Bahá’u’lláh estableció la salvaguarda necesaria para que Su religión nunca sufriera la misma suerte de las demás, que se dividieron en sectas después de la muerte de sus Fundadores. En Sus Escritos, instruyó a todos a volverse a Su Hijo mayor, ‘Abdu’l-Bahá, no solamente como el intérprete autorizado de los escritos bahá’ís, sino también como el ejemplo perfecto del espíritu y las enseñanzas de la Fe.
Después del fallecimiento de Bahá’u’lláh, las extraordinarias cualidades de carácter de ‘Abdu’l-Bahá, Su conocimiento y Su servicio a la humanidad, ofrecieron una demostración vívida de las enseñanzas de Bahá’u’lláh en la acción, y aportaron gran prestigio a la comunidad que se expandía rápidamente en todo el mundo.
‘Abdu’l-Bahá dedicó Su ministerio al avance de la Fe de Su Padre y a la promoción de los ideales de paz y de unidad. Alentó el establecimiento de instituciones bahá’ís locales, y guió las nacientes iniciativas educativas, sociales y económicas. Después de Su liberación de toda una vida de encarcelamiento, ‘Abdu’l-Bahá emprendió una serie de viajes que lo llevaron a Egipto, Europa y Norteamérica. En todos los momentos de Su vida, presentó con brillante sencillez a los de alto y bajo rango por igual, la prescripción de Bahá’u’lláh para la renovación espiritual y social de la humanidad.

Shoghi Effendi (1897-1957)
Para asegurar que Su Revelación lograra su propósito de crear un mundo unido, y para salvaguardar la unidad de la comunidad bahá’í, Bahá’u’lláh nombró a Su Hijo mayor, ‘Abdu’l-Bahá, como el Centro de Su Alianza y ordenó el establecimiento de la Casa Universal de Justicia. A su vez, ‘Abdu’l-Bahá estableció los principios para la operación de la Casa Universal de Justicia y dijo que después de Su fallecimiento los bahá’ís deberían volverse a Su nieto mayor, Shoghi Effendi, a quien Él designó como Guardián de la Fe bahá’í.
Tanto la Casa Universal de Justicia como el Guardián asumieron la tarea de aplicar los principios, promulgar las leyes, proteger las instituciones, y adaptar la Fe bahá’í a los requerimientos de una sociedad en continuo progreso.
Durante 36 años, con extraordinaria previsión, sabiduría y devoción, y en forma sistemática, Shoghi Effendi nutrió el desarrollo, profundizó en la comprensión y fortaleció la unidad de la comunidad bahá’í, en la medida en que esta crecía y reflejaba cada vez más la diversidad de toda la raza humana.
Bajo la dirección de Shoghi Effendi, el sistema extraordinario diseñado por Bahá’u’lláh para administrar los asuntos de la comunidad se desarrolló rápidamente en todo el mundo. Él tradujo los escritos sagrados bahá’ís al inglés, y desarrolló el centro espiritual y administrativo de la Fe en Tierra Santa; además, en las miles de cartas que escribió, ofreció percepciones profundas de la dimensión espiritual de la civilización y la dinámica del cambio social, desvelando una visión sobrecogedora del futuro hacia el cual se dirige la humanidad.

La Casa Universal de Justicia (establecida en 1963)
La Casa Universal de Justicia es el consejo administrativo internacional de la Fe bahá’í y, en la actualidad, es el centro de la Alianza de Bahá’u’lláh. Bahá’u’lláh ordenó la creación de esta institución en Su libro de leyes, el Kitáb-i-Aqdas.
La Casa Universal de Justicia es un cuerpo de nueve miembros, que eligen cada cinco años los miembros de todas las asambleas nacionales bahá’ís. Bahá’u’lláh confirió autoridad divina sobre la Casa Universal de Justicia para ejercer una influencia positiva en el bienestar de la humanidad, promover la educación, la paz y la prosperidad mundial, y salvaguardar el honor humano y la posición de la religión. Se le ha encomendado la aplicación de las enseñanzas bahá’ís a las exigencias de una sociedad en continua evolución, por lo tanto está facultada para legislar sobre los asuntos que no se encuentran cubiertos explícitamente en los textos sagrados de la Fe.
Desde su primera elección en 1963, la Casa Universal de Justicia ha guiado a la comunidad mundial bahá’í para que desarrolle su capacidad de participar en la construcción de una civilización mundial próspera. La guía divina que ofrece la Casa Universal de Justicia asegura la unidad de pensamiento y acción de la comunidad bahá’í, mientras esta aprende a traducir a la realidad la visión de Bahá’u’lláh acerca de la paz mundial.
