Los bahá'ís de la Gran Asunción y de todo el mundo, junto con sus vecinos y amigos de todos los orígenes étnicos, culturales y sociales, participan activamente de un proceso de transformación individual y colectivo en los diferentes barrios, sectores y ciudades. En los ambientes de reflexión que surgen naturalmente, los participantes de los programas educativos que promueve la comunidad bahá'í mundial, desarrollan sus capacidades para servir eficazmente a la humanidad, con creciente confianza para describir su realidad y actuar sobre ella. 
 

Consultan juntos acerca de la importancia de la educación espiritual y moral de los niños y el empoderamiento espiritual de los prejóvenes a la luz de las enseñanzas de Bahá'ú'lláh. Se crean espacios para jóvenes donde reflexionan sobre su rol de equiparse y comprometerse en llevar adelante una civilización en continuo progreso. Piensan en iniciativas concretas, que responden al deseo ferviente de ayudar a construir una comunidad vibrante, unida por el amor a Dios, en la que todos sus integrantes se preocupan por el bienestar y seguridad del otro, se apoyan mutuamente y se convierten en amigos verdaderos en el sendero del servicio.

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El servicio y la adoración están en el centro del patrón de vida de la comunidad que los bahá'ís de todo el mundo están tratando de crear. Son dos elementos distintos, pero inseparables que impulsan hacia delante la vida de la comunidad. 'Abdu'l-Bahá escribe: "El éxito y la prosperidad dependen del servicio y la adoración a Dios". Es así que los bahá'ís también organizan reuniones en las que ellos y otros amigos, se unen en oración, a menudo en sus hogares. Estas reuniones devocionales sirven para despertar susceptibilidades espirituales en los participantes, y junto a los actos de servicio que realizan, dan lugar a un patrón de vida comunitaria que se infunde con el espíritu de devoción y se centra en el logro de la prosperidad espiritual y material.